Cuando entenderé los forzados motivos por los que no hago nunca todo aquello que debería hacer o decir, por qué hay días donde se acumulan las mismas preguntas, o son solo temores antiguos, pesares que se quedaron incrustados como lapas aderidas a mi espalda, son anclas y redes que pesan y balancean, recuerdos cada dia más nítidos de todo aquello que se quedó. La pérdida del tiempo o mejor, la lenta pereza, las olas del mar o los besos perdido, los abrazos cálido y los torpes movimientos, las palabras dulces y las fotos que quedaron.

Al pasado le crecen alas, no es tiempo todo lo que pasa, ni sueño todo lo que se queda, ni ilusiones todo lo que se rompe, son largas esperas y sabores añejos, sombras que se mueven y avanzan hacia atras, continuo escuchando tu risa y viendo tu cara, sigo moviéndome entre lentos suspiros y labios y pequeños rencores y largos senderos y eternas playas.

Encontraré las respuestas aunque no existan las preguntas, aunque aun no sé que pensar ni que sentir, descubriré y hallaré, removeré la tierra, los confines, traspasaré límites, barreras, alcanzaré, lograré, conseguiré todas las miradas, todos los suspiros, todos los intentos perdidos.

Puede que aun no te haya encontrado, que mis ojos aun no te hayan visto, pero ya conozco tu voz, conozco tu cara, mis manos ya saben de tu piel, de tu olor, de tu sabor, ya sé de tus silencios, tus olvidos, tus luego, ya sé de tus anhelos, de tus pequeños secretos, de tus renuncias, de tus gestos, de tus dudas y de tus miedos. Ahora me queda esperar, ahora me queda todo, luego vendrán los dias de sol, las tardes enteras mirándote y las noches besándote, ahora me queda intentar ver otros caminos, otras maneras de amarte, con mis silencios, entre sueños y recuerdos.

Si por algún motivo crees que te rechazo, si piensas por un instante que ya no pienso en ti, que te olvidé, que te di la espalda, que mi boca ya no te llama, ya no dice tu nombre, ya no recuerda los momentos, las cartas. Las palabras quedaron embotelladas, los latidos siguen el mismo compás, los ojos permanecen soñando con las mismas tardes de aquel dulce otoño, las ventanas siguen esperando, las paredes siguen en el mismo lugar, las noches ya no se mueven, mis manos no te quieren olvidar, continúan como siempre jugando con tu espalda, con tu pelo.

Hace ya tanto tiempo que no recuerdo cuando fue, solo recuerdo que hacía frío, que había nubes grises y que el viento golpeaba los cristales de las ventanas. Recuerdo sus manos blancas, sus movimientos y sus palabras que sabían a olvido a tardes y ausencias a países lejanos a tierra a sueños; sabían a otros tiempos que se mezclaban en mi cabeza con fotos y música. Recuerdo su mirada que hablaba sobre mi piel. Recuerdo tantas cosas que intento retenerlas, como pequeños tesoros.