Siempre fueron flores blancas, y sigo esperando, sigo volviendo a los lugares habitados por ti, recorriendo mil veces tu olor que me hace viajar a otros países sin mapa ni brújula, tengo que volver a pedir perdón, tento que volver a mirar para encontrar otras respuestas que se me escapan como agua entre las manos, y su alguna vez cierro los ojos y no puedo verte, a donde iré, qué diré y si alguna vez no quieres volver, cómo lo entenderé, cómo me perdonaré.

¿Qué pasa si al final todo es mentira? si las paredes son de cartón, la cama es de cartón, las personas son de cartón, siluetas recortadas y pegadas sobre una superficie plana, a donde van los ojos, a donde van ahora las manos, habrá que inventar otras realidades, aún más falsas, con más pegamento, con más papeles brillantes, para engañar mejor a los ojos, para hacer pensar mejor que todo es real.

Solo hay que preguntar para obtener falsas razones, torpes intentos de fingidas verdades, es mejor olvidar, abandonar, dejar, omitir, extraviar, y postergar dia tras dia, dejar pasar el tiempo para que las telarañas de las dudas lo inunden todo, es mejor el letargo, el invierno de aquellos sentimientos, que comenzaron dulces y se convirtieron en puñales, en bloques de hielo, es mejor soñar, es mejor.

Hace falta entender los procedimientos requeridos para perder, para intentarlo otra vez, aunque ya no quiera, aunque ya no pueda, aunque pierda las ganas, aunque vuelvan otra vez con más fuerza, con más ímpetu, hace falta aprender a querer, hace falta saber los pasos a seguir, los metodos y los requisitos, son todos movimientos inexactos e imprecisos, son pérdidas de valores, tesoros olvidados y frases mal escritas, y coches que pasan con las luces apagadas, son callejones eternos, son otras lunas que miran atrás, en otros cielos que se fueron.

Se me olvidan las cosas, se me olvida el calor de tu mano, la suavidad, las noches y los cuadros, llegan las sombras sin dueño, los eternos árboles cuajados de estrellas, de luces que no se apagan, las largas avenidas de pasos intermitentes, de suelas de otros zapatos, de sueños que saben a bocas, a cuellos, a brazos y a rios de aguas verdes y frias, llegó como un tren, con las puertas abiertas y se fue rápido, siguió su camino, otro camino, que no es el mio, que no es el mismo camino. Quiero contar números y leer letras de nombres desconocidos, de lentos significados, para que corran por mi garganta, como perros, como galgos, como silencios de labios inquietos, de risas, de separaciones inciertas y repetidas, mientras recuerdo en silencio, aunque a veces se me escape tu nombre.

Haber estado. Para qué saber la razón. Las cosas pierden su sentido, su lugar, su momento, su lógica inversa, sus motivos para ser, para atrapar otros momentos, otros lugares, talvez absurdos, lejanos, remotos, no consigo retener nada, no consigo tener ganas de seguir, ya perdido todo qué queda, en qué pensar, es mejor soñar, saber que es mentira, todo lo que has visto hasta ahora no es verdad, no es cierto todo lo que digo, es otro modo de sentir las mismas cosas, de perder queriendo, de no intentar lograr, por darme rendido sin luchar, sin levantar la cabeza o aquella mano que si queria, que tonta, para qué tocar la espalda que ya no está.