Me gustan los días de tormenta, me hacen pensar, me hacen sentirme a mi mismo, llegan y lo reolucionan todo, pone todas las cosas patas arriba, las remueven y cambia de lugar. Y te quedas pensando cual será el motivo, si al final siempre sale el sol. Si no seria mejor afianzar las cosas, pegarlas al suelo, cubrirlas con plasticos; o dejar que llegue la tormenta y decida ella que cosas se deben quedar y qué cosas sobran, qué cosas se puede llevar el viento.
Algunas veces es bueno que haya una pequeña tormenta para renovarnos, para sentirnos libre, para despojarnos de las cosas que vamos cargando y nos da miedo tirar.
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