martes, 23 de noviembre de 2010

Arena.





A las olas crespadas de espumas y rayos lentos, de inusual belleza, de rocas marinas es pérdida acostumbrada y de pescadores de perlas, de interminables despertares, se desperezan incalculables e inagotables los lobos de mar de miradas intrépidas y sesgados desvelos arrastran tantas algas marinas y conchas y peces y ballenas, y Jonás se queda otra vez solo.

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