Había un gesto inconcreto, un movimiento impreciso con el que lo llenaba todo sin que nadie se diera cuenta, simulaba con los ojos ver colores dulces y lentos rondó.
Dió muchos vuelos, muchos baules abiertos, y recogía entre largos momentos tardes con ventanas abiertas, subia escaleras y recorría pausado y sosegado pasillos de puertas blancas.
De donde vino, yo me fuí, se sentaba en el jardín solo y sin darse cuenta cantaba.
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