miércoles, 22 de septiembre de 2010

El furgón de cola y la locomotora.









Y no dejo de pensar que tampoco es tanto lo que pido. No son impedimentos estos pies que no quieren andar, estas manos quietas que no quieren hablar, esta espalda tan solicitada. Rogar e instar a otros ya no es facil, solo pretender es más cómodo que reaccionar, aspirar y llamar, pero eso si, por favor, sin palabras, solo los forjadores hacen un gran trabajo, una gran labor en silencio, su sigilo es una gran prudencia.


Dame los pasos, los escalones, las puertas, el camino, la vía, una senda escondida, un puente, una pasarela, una luz, un gesto, un movimiento, un parpadeo, una señal. Y aunque ya no me lo creo, sigo esperando.

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