jueves, 30 de septiembre de 2010

Para Isabel.






Lucía eterna, y vagaba plena, recogía insolente propias orillas azules y verdes y volvía a olores de labios que seguian permanentes en los recuerdos infinitos de dulces sonrisas, de requiebros y lisonjas.


Voló y no pensó, atrapó ensueños con redes de seda y con aletargados recuerdos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario