miércoles, 15 de septiembre de 2010

La entrada a los sueños.





Pasa la dulce hora de los pensamientos, los momentos inolvidables están inquietos y emergen realidades, sueños y pasan Parmenio y Alexander. Dejan la huella, la marca sobre la piedra, se abren las negras murallas, los siete discos de oro y los remolinos de arena del desierto. Los aromas, las letanías, los innombrables hablan a ciegas sobre otros mundos imposibles ya en éste.

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