En ésta ciudad de coches, semáforos, de avenidas de idas y venidas, de edificios grandes; ésta ciudad que esconde salones coloniales, con pasillos de visillos y cristaleras, con ecos de pianos y mantones de manila. En ésta ciudad antigua de historias de Rumaikiya, de María Coronel, de María Padilla, de cabezas de piedra guardadas en una esquina dentro de una caja; llena de verdades y corazón palpitante, ésta ciudad nunca olvida, se deja aclamar, se deja arrasar y vuelve siempre a recordar.
jueves, 8 de abril de 2010
La ciudad que no olvida.
En ésta ciudad de coches, semáforos, de avenidas de idas y venidas, de edificios grandes; ésta ciudad que esconde salones coloniales, con pasillos de visillos y cristaleras, con ecos de pianos y mantones de manila. En ésta ciudad antigua de historias de Rumaikiya, de María Coronel, de María Padilla, de cabezas de piedra guardadas en una esquina dentro de una caja; llena de verdades y corazón palpitante, ésta ciudad nunca olvida, se deja aclamar, se deja arrasar y vuelve siempre a recordar.
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