Mis sueños son espejos, puertas de bisagras oxidadas. Hay días donde creer es un motivo más de pensar que el futuro siempre será mejor. Los grados de visibilidad, o de apertura se muestran esquivos, me desdeñan; moverme para evitar los golpes que algunas veces son caricias y otros arañazos, mordeduras es ya como una rutina más.
Dejar de pensar en posibles soportes, en pilares; talvez sería mejor flotar, seguir suspendido, nadar, guardar el equilibrio con los ojos cerrados.
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