miércoles, 7 de abril de 2010

Yo también.





Juegos de niño que se quedan dentro, no sé donde, en la cabeza, perdidos por algún lugar, y sin querer sigo jugando; juego con las personas, con sus vidas, la vida juega conmigo, juegos de sentimientos, juegos de amor, tableros jaquelados de piezas de marfil blancas y negras, juegos de relaciones que cada vez se me dan peor, porque me gusta perder, porque no sé moverme entre caballos, torres, alfiles...


Ruletas que giran, y dados y cubiletes; y yo soy una pieza más en éste juego, no soy la mano, no soy un rey, solo un naipe más, el ocho de corazones, el tres de trebol, el dos de oros, el cinco de copas.

2 comentarios:

  1. parece que estás jugando una partida de cricket con la Reina de Corazones bajo la luna (y siempre pierdes contra la locura monárquica)


    (¡mi despertador!)

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  2. Me gusta jugar, me gusta la Reina de Corazones porque es fria, y también me gusta jugar con los vagabundos, son inteligentes, y saben ganar haciendo ver que han perdido.


    Creo que se le llama fidelidad, yo ya voy por el tercero y guardo uno de reserva.

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